El premio Manos del Campo tiene el propósito de incentivar a los productores agropecuarios de Supérate que se hayan destacado en el área de productiva en el marco del componente de seguridad alimentaria y generación de ingresos del programa Progresando con Solidaridad, demostrando niveles de eficiencia logrados en términos de calidad, incremento de ingresos, innovación, protección del medio ambiente, participación comunitaria y en especial en estos tiempos donde la pandemia limito el accionar de todo el mundo, se reconocerá el esfuerzo de seguir produciendo alimentos contra las absurdidades.
Con su pala y rastrillo en mano Claris inicia su día con dedición, esmero y esfuerzo su jornada laborar. Todo comenzó cuando en el Municipio de Yamasá, iniciaron una serie de capacitaciones a través del programa “Agricultura Familiar” de Progresando con Solidaridad (Prosoli). Aunque con ciertas dudas al principio, accedió a participar, ya que la Junta de Vecinos y la Asociación de las mujeres a la cual pertenecía le motivaron a formar parte de este programa.
Así inicio la historia de Claris, comenzó a formarse poco a poco en la siembra de hortalizas, aprendió técnicas para germinar y trasplantar plantas y como crear pesticidas orgánicos para cuidar las plantas sin causarle daños a las plantas, con el fin de cultivar alimentos de calidad y mucho más saludables.
A través de los conocimientos adquiridos logró convertirse en la coordinadora de Prosoli en su municipio; realiza capacitaciones sobre cultivo orgánico, igualmente instruye sobre alimentación saludable.
En la actualidad, en su invernadero se cultivan: tomates, cebollas, hortalizas, pepinos, cilantros, hongos, hortalizas y los productos excedentes de las cosechas son vendidos en su comunidad a bajo costo. Con su rostro sonriente, manifestó que su sueño es ser una ingeniera agrónoma, que seguirá capacitándose y que quiere seguir transmitiendo sus conocimientos a los demás.
“Aquí se cultiva apio, repollo, ajíes, tomate, lechuga, pepino remolacha, hortaliza entre otros productos”, nos relata muy entusiasmado Billilo, quien junto a un grupo de productores de la Fundación Ozama se han capacitado en el programa de Agricultura Familiar de Progresando con Solidaridad (Prosoli).
Además de los vegetales de ciclo corto Aurelio también siembra plátanos, yautía y yuca. A pesar de que toda su vida se ha dedicado a la producción agrícola, asegura que en los últimos años su trabajo ha mejorado gracias a las orientaciones que recibe tanto de la Fundación Ozama como del programa de Agricultura Familiar.
“Estamos contentos y agradecidos con Progresando con Solidaridad y la fundación ya que han aportado muchos conocimientos para poder desarrollarnos y hacer más eficiente nuestro trabajo”, expresa.
Billilo está muy motivado con su trabajo, se levanta temprano para supervisar su siembra de hortaliza; chapear la hierba mala que crece con una maquina cortadora, ya su familia no le permite hacerlo con un machete como le gusta hacerlo.
Otra actividad en la que también se han capacitado junto a otros productores ha sido en la piscicultura, es decir la crianza de peces actividad de la cual se alimentan y comercializan.
Billilo, relata que antes de emprender en el la crianza de peces para comer pescados y mariscos tenía que comprarlo a como se lo vendieran, sin embargo, con la capacitación que ha recibido asegura que logró independencia económica y además puede incluir estos productos en su dieta.
“A mí me gusta que mi vieja me haga pescado con coco con arroz, plátano o yuca todo criado y cultivado por nuestras manos”. Por último, don Aurelio nos confesó que su mayor felicidad es “lo cerca que tiene casita de su tierra” donde solo tiene que caminar un poco para buscar el alimento que guste.
Lorenzo y Dora trabaja la tierra al tiempo que reconocen emocionados que su vida ha cambiado para bien. Son parte del proyecto del programa Agricultura Familiar, de Progresando con Solidaridad (Prosoli) y, han logrado también integrar a sus hijos en esta actividad.
Juntos, cada día trabajan en el la producción de alimentos para el consumo familiar así como para venderlos y generar ingresos que le permiten mejorar su calidad de vida y la de su entorno.
Igualmente se han entrenado en la piscicultura. La actividad de crianza de peces le permite diversificar su trabajo, de alimentación, así como sus oportunidades de negocios.
Satisfechos y felices nos narran todo lo que han aprendido en el proyecto de Agricultura Familiar. Dora y Lorenzo saben que los vegetales y hortalizas orgánicas que siembran y los peces que crían. Además de asegurar la alimentación de su familia generar ingresos, le ofrecen a sus vecinos de Monte Plata la oportunidad de acceder a alimentos mucho más sanos.
Su desarrollo es su testimonio. Hoy en día son dueños de una pequeña empresa de alimentos que les da tranquilad y que asegura el futuro de sus hijos.
Su rutina comienza junto con el Alba, con mucho ánimo y alegría. José Altagracia Paniagua Pujols, está listo para salir a cultivar y cosechar sus tierras. Tomar café y coordinar el día junto a su esposa es parte de su rutina diaria, no sin antes echarle maíz a las gallinas. A José le emociona el contacto con el Medio Ambiente, lo cuida y lo protege. Para lograr este objetivo lo primero que hace es recoger los materiales de plástico que son arrojados en sus plantaciones.
Ser orgánico está en su ‘ADN’, dentro de sus práctica para la conservación del medio ambiente está la realización de las barreras vivas, un proceso que consiste en preparar la tierra con canales y surcos que evitan las erupciones en la tierra. Sus ojos se iluminan cuando habla del cultivo de café, cuenta con emoción sobre todo el
proceso: desde cómo florecen sus plantas, maduran, es cortado, secado, hasta que finalmente es tostado y llega a la taza.
De igual manera narra cómo aprovecha la pulpa del grano de café luego de lavado y lo reutiliza como abono orgánico que posteriormente utiliza para sus tierras.
La vida le cambio cuando llegaron los promotores del programa Agricultura Familiar de Progresando con Solidaridad (Prosoli). Don José perfeccionó las técnicas y conocimientos que tenía sobre agricultura, ahora aprovecha mejor la tierra. Luego de su formación sus frutos son abundantes, con éstos alimenta a su familia y el excedente los vende, lo que ha
mejorado su calidad de vida.
Petronila Hernández, es parte de los productores agrícolas del proyecto Casas Sombras, que trabajan bajo la sombrilla de la dirección de agricultura familiar de Progresando con Solidaridad (Prosoli) que manifiestan su satisfacción y agradecimiento a esta iniciativa.
Ella junto a su familia y a los demás agricultores producen lechuga, tomate, repollo, apio y cilantrito.
Doña Petronila relata, que de la cosecha comen y venden los alimentos y el dinero
recolectado lo reinvierten.
“He tomado varias capacitaciones, por ejemplo, preparar abono y germinar la semilla, y mi familia ha cambiado, yo me siento muy agradecida con lo que Prosoli ha hecho con mi vida”, dice doña Petronila.
“Me gusta trabajar y me gusta aprender, en el futuro tengo muchos planes. Yo les aconsejo a otras mujeres que se sumen a solidaridad.